“Morozovka” y libros
La casa de reposo “Morozovka” era muy acogedora y hermosa, mis padres y yo solíamos ir allí cuando todavía no iba a la escuela. Se distinguía por una arquitectura especial. Era una mansión antigua, las columnas frontales a la entrada, la fachada del edificio y el interior se habían completado en colores azules y blancos pasteles con bajorrelieves y molduras de estuco. En las habitaciones había muebles antiguos, ese casa de reposo me recordaba un castillo.
Mis primeros recuerdos de este lugar pueden ser atribuidos a mis tres años. Inmediatamente después de llegar a “Morozovka”, papá fue a la biblioteca y trajo unos libros grandes de allí. Cuando llegaba el momento de ir al comedor, marchabamos allí todos juntos acompañados por los libros.
Era demasiado pequeña entonces y por lo tanto no podía sentarme a la mesa normalmente. Papá ponía los libros sobre la silla, a mí me ponían sobre los libros y el problema se resolvía completamente de esa manera.
Pero papá eligía libros en la biblioteca, basándose no solo en su tamaño, sino también en el contenido. Como regla general, eran enciclopedias, o cuentos de hadas, o algo más que podría interesarme en ese momento. Por lo tanto, por las noches, nos sentabamos juntos en un sillón grande y blando a la lámpara de pie, y papá me leía en voz alta.
Cuando crecí, mi mejor amiga Luda Koeva comenzó a acompañarnos a “Morozovka”. Como de costumbre, nos asignaban una habitación separada. Era muy romantico. Por la noche nos sentabamos en la cama, mirando la luna y las estrellas a través de la ventana, y componíamos algunas historias fantásticas o aterradoras.
A menudo se me ocurría algún tipo de poema. Pero luego no los apuntaba, porque no sabía hacerlo. A veces mi madre los apuntaba, pero esas notas no se han conservado.
A veces componía música, tocándola en el piano. Me gustaba componer algo, me divertía.
Lucia y cuadros, dibujo y pintura
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