PREFACIO
Un agradecimiento especial por la traducción — Mintly
GUÍA TEMPLARIA: LOS CAMINOS DE LOS BUENOS
ACTOS EN TIERRA SANTA
Al amanecer de un nuevo día, cuando los primeros rayos del sol apenas tocan las antiguas murallas de Jerusalén, los Templarios se reúnen en su círculo sagrado. Esta hora, cuando el mundo entero aún está dormido, se convierte en el momento de transmitir la sabiduría que la orden ha acumulado y preservado durante siglos. La luz del sol de la mañana penetra a través de los siglos, llenando el espacio alrededor de una atmósfera especial donde el pasado y el presente se fusionan. En esos momentos, los Caballeros recuerdan su gran misión: proteger la Ciudad Santa y servir a los ideales más altos.
Lo primero que enseñan los Templarios es la pureza del corazón. Esta es la virtud fundamental, la raíz de todas las demás cualidades necesarias para un verdadero caballero. Un corazón puro es como un manantial en el desierto, que da humedad vivificante a un viajero cansado. Es una fuente de fuerza e inspiración para superar cualquier obstáculo. Así como el águila se eleva por encima de la tierra, permaneciendo intacto, así el corazón del caballero debe permanecer limpio, libre de pensamientos y deseos malvados. Una persona limpia de corazón adquiere la capacidad de ver la verdad y seguirla, a pesar de las tentaciones y tentaciones del mundo circundante.
La segunda virtud es el coraje, que es algo más que la fuerza física. El valor del templario radica en la fuerza del espíritu, la disposición a enfrentar las dificultades y los peligros, sin temer incluso a la muerte misma. Es como un escudo que protege no solo el cuerpo, sino también el alma. El valiente caballero sabe que su camino conduce a la vida eterna y, por lo tanto, no tiene miedo de sacrificarse por el bien Supremo. Su espada simboliza la justicia, y su escudo representa la protección de aquellos que necesitan ayuda. El coraje le permite al templario ir audazmente al encuentro de los enemigos, sabiendo que está del lado del bien y la verdad.
La tercera característica importante de un verdadero caballero es la misericordia. Esta es una cualidad gracias a la cual el caballero es capaz de ver el sufrimiento de los demás y responder a ellos. El caballero misericordioso cuida a los pobres, protege a los huérfanos y viudas, ayuda a los enfermos y a los que sufren. La misericordia es la luz que ilumina las tinieblas del dolor humano, dando esperanza a aquellos que ya están desesperados. Al igual que un rayo de sol que penetra en los rincones más oscuros del alma, la misericordia puede curar heridas, sanar rupturas y brindar consuelo.
La fidelidad ocupa el Cuarto lugar entre las virtudes de los Templarios. El caballero fiel mantiene su palabra como el tesoro más valioso. Está dedicado a Dios, a su orden y a sus compañeros. La lealtad es la base de la confianza, sin la cual no es posible ni la amistad ni la victoria. Un caballero fiel está dispuesto a permanecer hasta el final al lado de aquellos a quienes hizo el juramento y proteger sus intereses, incluso arriesgando su propia vida. La lealtad hace que una persona sea un aliado confiable y un miembro digno de la orden.
La quinta virtud es la humildad. El humilde caballero es consciente de su pequeñez ante la grandeza del designio de Dios. No busca la fama o la riqueza, sino que sirve únicamente para un propósito elevado. La humildad abre las puertas a la sabiduría, permitiendo que una persona Aprenda y mejore constantemente. Sólo una persona humilde es capaz de reconocer sus errores y defectos, buscando la superación personal. La humildad es la clave para comprender el verdadero propósito de cada persona.
La sexta virtud es la justicia. El caballero justo juzga con imparcialidad, basándose en las leyes de la moral y el honor. Él defiende la verdad y castiga el mal, sin importar las caras. La justicia es la espada con la que el caballero corta los pecados y la injusticia, restaurando la armonía en el mundo. El caballero justo siempre se guía por los principios de honestidad e igualdad, tratando de restablecer el equilibrio entre el bien y el mal.
Finalmente, la séptima virtud es la prudencia. El caballero prudente sopesa cuidadosamente cada palabra y acción, tomando decisiones basadas en las posibles consecuencias. Tiene en cuenta la situación y las circunstancias actuando con prudencia y prudencia. La prudencia es un escudo que protege contra acciones apresuradas y precipitadas.
EL CAMINO DEL BIEN — LA INSTRUCCIÓN DE LOS TEMPLARIOS
¡Hermanos míos, novicios de la orden, dedicados al Servicio de un propósito brillante! Estás en el umbral de un gran camino que te lleva a través de las espinas de las pruebas a las estrellas del cielo. Este camino requiere de TI la fuerza del espíritu, la pureza de los pensamientos y la nobleza del corazón. Escuchad, pues, mis palabras, porque son la llave de la puerta de la sabiduría y de la virtud.
1. Pureza Del Corazón
Lo primero que debes hacer es buscar la pureza de tu corazón. Así como un manantial puro alimenta la tierra, tu corazón debe ser una fuente de luz y amor. Expulsa de tu alma la ira, la envidia y la codicia, porque estos vicios son enemigos de tu camino. Deja que tus pensamientos sean claros como el rocío de la mañana y amables como el viento de primavera.
La pureza del corazón es la base sobre la que se construye toda tu vida. Cuando el corazón está libre de pensamientos pecaminosos, es capaz de irradiar amor y compasión hacia todos los seres vivos. Solo con un corazón puro se puede comprender la verdadera naturaleza del bien y convertirse en un representante digno de la orden.
2. Fuerza moral
El poder del espíritu es tu escudo y tu espada. No tengas miedo de las dificultades, porque son ellos los que endurecen el acero de tu voluntad. Sea firme frente a la adversidad, inquebrantable en lealtad a sus ideales. Recuerde que el verdadero poder no radica en el poder físico, sino en la capacidad de resistir la oscuridad por dentro y por fuera.
La fuerza del espíritu es la capacidad de mantener la fe incluso en los momentos más difíciles. Es la habilidad de superar el miedo y la duda cuando parece que todo el mundo está en tu contra. Los Caballeros de la orden saben que la verdadera batalla no tiene lugar en el campo de batalla, sino en el alma de cada persona. Es allí donde se debe Mostrar resistencia y coraje.
3. Sabiduría De La Razón
La sabiduría de la razón es tu brújula en una tormenta de dudas. Esfuércese por el conocimiento, porque es la luz en su camino. Lee textos antiguos, reflexiona sobre las palabras de los sabios y aprende de la naturaleza. Pero recuerde que el conocimiento sin compasión es solo un sonido vacío. Que tu sabiduría sirva para el bien del prójimo.
La sabiduría no es solo una acumulación de hechos e información. Es una comprensión profunda del mundo y de las personas que nos rodean. Un verdadero sabio es capaz de ver la esencia de las cosas, comprender las causas de los eventos y encontrar las soluciones correctas en situaciones difíciles. Pero lo más importante es que la sabiduría debe estar dirigida a ayudar a los demás, de lo contrario pierde su valor.
4. Generosidad Del Alma
La generosidad del alma es la garantía de tu unidad con el mundo. Comparte lo que tienes, ya sea riqueza material o riqueza espiritual. Ayuda a los necesitados, apoya a los débiles y consuela a los afligidos. Después de todo, un verdadero caballero es aquel que está dispuesto a dar lo último para salvar al otro.
La generosidad es una manifestación de amor y preocupación por los demás. Nos enseña a ver en cada persona un hermano o una hermana, independientemente de su estatus social o riqueza. Un verdadero caballero siempre está dispuesto a compartir el último pedazo de pan, la Última gota de agua, la Última chispa de esperanza. La generosidad no es solo un Don de bienes materiales, sino también un calor espiritual que calienta los corazones.
5. Fidelidad Al Voto
La fidelidad al voto es la base de su Servicio. Nunca olvidéis los votos que habéis hecho al entrar en la orden. Su Señoría es su regalo más preciado. Guárdala como un tesoro y déjala ser tu guía durante las horas más oscuras.
Un voto es una obligación Sagrada dada a Dios y a los hermanos. Te une con un hilo invisible a la orden y determina tu destino. La fidelidad al voto no se trata simplemente de seguir las reglas, es un deseo interno de vivir de acuerdo con altos ideales. Tu voto es tu escudo y espada que te protege de las tentaciones y te ayuda a mantenerte fiel a TI mismo. 6. Humildad y Gloria
La humildad es la virtud de las grandes almas. No busquéis la gloria ni los honores, porque son un brillo engañoso. La verdadera gloria llega a aquellos que cumplen modestamente con su deber, sin esperar recompensas. Sé humilde como una flor en un campo y grande como una montaña que se eleva sobre las nubes.
La humildad es la conciencia de la pequeñez ante la grandeza del universo. Nos enseña a respetar a todos a vivir.
LA PALABRA DEL CABALLERO DE LOS NUEVE
«Hijo mío», comenzó el caballero, poniendo su mano en el hombro del candidato, «estás en el umbral de un gran camino. La orden de los Templarios no es solo una hermandad de guerreros. Este es el camino hacia la perfección interior, hacia el conocimiento de uno mismo y del mundo que lo rodea. No solo luchamos por la fama o la riqueza. Nuestra batalla es la batalla del espíritu, la lucha por la pureza del alma y la fidelidad a los ideales. Recuerda, hijo mío, que nuestra orden es un templo de honor. Y este templo no está afuera, sino dentro de cada uno de nosotros. Cuando te unes a nuestras filas, te conviertes en el guardián de este honor. Es como la llama de una vela que no se puede apagar. Arde en tu corazón, iluminando el camino en los tiempos más oscuros. — Pero el honor, hijo mío-continuó el caballero-no es solo una palabra. Es una obligación para TI y para los que creen en TI. El honor nos exige fortaleza, coraje y sacrificio. Debes estar dispuesto a dar tu vida por la verdad, por la protección de los débiles y oprimidos. — El templo interior del honor-continuó el anciano, señalando con la mano al cielo — es el lugar donde el alma y la mente se encuentran. Aquí encontramos fuerza, sabiduría y compasión. Aquí aprendemos a amar y perdonar a pesar del dolor y el sufrimiento. Este templo es nuestra fortaleza, nuestro refugio en un mundo lleno de caos y maldad. — Tu camino no será fácil, hijo mío. Te encontrarás con enemigos, tanto externos como internos. Pero recuerda que cada golpe de una cuchilla — cada herida, es una prueba de tu fe y resistencia. No te rindas, no te rindas. La lucha por el honor es la lucha por el alma misma. «A partir de ahora llevarás la insignia de nuestra orden», dijo el anciano mientras sacaba de su seno un pequeño medallón con la imagen de la Cruz roja. — Este símbolo es tu conexión con nosotros, con nuestros antepasados y con el Señor mismo. Úsalo con honor y dignidad. — Ve, hijo mío-concluyó el caballero, levantándose del lugar. — Hay grandes cosas por delante. Que el templo de honor interior sea siempre tu guía y protección. Y recuerda: el honor no es un premio, sino un deber…
Bosean
CIELO Y TIERRA
HISTORIA DEL ESTANDARTE TEMPLARIO
El color blanco de la bandera simbolizaba la pureza del alma y el odio hacia los infieles, mientras que el negro representaba el desprecio por la muerte. Aunque muchos autores ocultistas creían que el blanco y el negro simbolizaban el dualismo total de nuestro mundo y la pertenencia de los Templarios a los misterios filosóficos de los gnósticos.
Su lema, a menudo colocado en la bandera, era: «Non Nobis, Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo Da Gloriam!», que se traduce como «¡no a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre ha sido dada gloria!»
Su sello mostraba a los enigmáticos dos Caballeros en el mismo caballo como una alusión a la pobreza original de la orden, que carecía de caballos, aunque hay una posición de Mas–latri de que es un símbolo de unidad y sacrificio.
Se creía que los dos Caballeros representados en el sello eran los fundadores de la orden: Hugo de Payen y godfried de Saint — Omer. El grito de batalla de los Templarios era el lema «¡Sígueme, buen Señor! Bosean va al rescate».
El estandarte era un lienzo rectangular con una parte superior negra y una parte inferior blanca. El color negro simbolizaba la vida pecaminosa del mundo dejada atrás, y el blanco, la pureza de la vida entregada a la lucha por la causa de Cristo. Estos colores significaban intransigencia hacia los enemigos y apertura hacia los amigos.
Bosean no era una bandera que colgaba de un asta, sino un paño vertical, estirado entre dos Listones que pasaban por encima y por debajo. Por lo tanto, siempre se mantuvo estirado y se vio perfectamente en plena falta de viento.
Bosean sirvió para indicar el lugar de reunión durante un ataque en caballos de guerra pesados. Si los Caballeros se dispersaban, podían buscar a bosean y acercarse a Él para reagruparse. El nombre de la bandera también se usó como un grito de batalla de los Templarios: Beauséant alla riscossa («Beauséant al rescate»).
Con la disolución de la orden de los Templarios a principios del siglo XIV, Bosean perdió su importancia original. Sin embargo, su simbolismo continuó viviendo en una variedad de contextos culturales y religiosos. Hoy en día, este signo se puede encontrar en la arquitectura, el arte y la literatura. También se ha vuelto popular entre los coleccionistas de antigüedades y los amantes de la historia.
Los investigadores modernos continúan estudiando Bosean, tratando de descubrir sus misterios y encontrar nuevas interpretaciones. Este símbolo sigue siendo un elemento importante del Patrimonio cultural, que recuerda la gran época de los Caballeros y su búsqueda de la perfección espiritual.
Bosean fue utilizado en rituales y ceremonias de la orden. Se cree que durante las iniciaciones, los reclutas se familiarizaron con el profundo significado de este símbolo, lo que les ayudó a comprender mejor las metas y objetivos de la orden. Esto creó un sentido de pertenencia al círculo elegido y fortaleció el compromiso con los ideales de fraternidad.
SISTEMA DE COMBATE
Miembros de la orden de los Templarios
En la historia de la edad Media, muchas páginas están dedicadas a las grandes órdenes de caballería, pero a menudo detrás de los grandes nombres quedan olvidados los que estaban cerca: el entorno, las sombras de los grandes guerreros.
Una de las organizaciones más famosas de la época fue la Orden de los Templarios (Templarios), fundada en el siglo XII después de la primera Cruzada. Esta orden, que tenía un considerable poder militar e influencia, se convirtió en un símbolo de la lucha por La tierra Santa y la protección de los peregrinos cristianos.
Sin embargo, además de los famosos Caballeros, los Templarios tenían a su alrededor toda una red de personas que proporcionaban sus actividades y apoyo.
EL NOVICIADO-EL CAMINO A LA LUZ A TRAVÉS DE LAS SOMBRAS
Uno de esos miembros era el Noviciado, el que estaba en el umbral entre el mundo mundano y la misteriosa luz de la orden.
El Noviciado del templario comenzó su camino a la sombra de las majestuosas paredes del castillo, rodeado de silencio y tradiciones antiguas.
Era un lugar donde el aire impregnaba el olor del incienso y las campanas resonaban sobre los campos de batalla. El joven, vestido con ropa simple, se unió a la orden con asombro y esperanza. Sus ojos ardían con sed de conocimiento, y su corazón anhelaba hazañas en nombre de la fe.
Al Noviciado se le asignaron las tareas más simples y modestas: cuidado de caballos, ayuda en la cocina, limpieza de habitaciones. Pero incluso estos asuntos cotidianos estaban impregnados de un significado profundo. Cada golpe de la escoba, cada toque de la silla, era parte de la iniciación, de la preparación para el gran Servicio.
Las noches pasadas en oración, los días llenos de trabajo y estudio, endurecieron el alma y el cuerpo. Las oraciones, repetidas una y otra vez, se convirtieron en una parte integral de su ser, como un hilo que lo conecta con las fuerzas superiores.
En los momentos de descanso, los novicios se reunían alrededor de la hoguera, escuchando las historias de los hermanos mayores sobre las grandes batallas y hazañas. Estas historias se transmitieron de boca en boca como un fuego sagrado que calentó los corazones e iluminó el camino a seguir.
Cuando el Noviciado se convirtió en un miembro de pleno derecho de la orden. La ceremonia de iniciación tuvo lugar en el corazón del templo. Juró guardar los secretos de la orden, defender la fe y seguir el camino de la luz. A partir de ese momento, su vida no se convirtió en un Servicio a sí mismo, sino a los ideales a los que dedicó su destino.
El novicio se convirtió en un guerrero monje, combinando el poder de la espada y la pureza del alma. Sus días estaban llenos de entrenamiento, oración y estudio de textos sagrados. Aprendió el arte de la guerra, pero también aprendió el arte de la humildad y la paciencia. En sus manos, las armas se convirtieron no solo en un medio de protección, sino también en un símbolo de honor y deber.
Cada nuevo día trajo nuevas pruebas, pero con ellas vino la conciencia de la importancia de su camino. Comprendió que su misión no era solo proteger la tierra, sino también preservar la luz de la fe en un mundo lleno de oscuridad y caos.
ESCUDERO-CABALLERO DE LA SOMBRA
Los escuderos son fieles compañeros de los Caballeros, sus manos de ayuda y sus ojos en la oscuridad.
Imagine el amanecer sobre el valle, cuando la niebla todavía se arrastra sobre la tierra, como un velo fantasmal que oculta los secretos del día venidero. A esta hora, cuando el sol apenas se levanta sobre el horizonte, el Escudero ya está de pie. Su día comienza mucho antes de los primeros rayos de luz, porque depende de él la preparación de su Señor para la batalla. En una antigua tienda militar, iluminada solo por la tenue luz de las antorchas, el Escudero brilla sobre la armadura de su amo. Cada pieza de armadura se pule a un brillo de espejo, cada correa se prueba para la durabilidad, cada hebilla se aprieta con la precisión del maestro.
A pesar de su importancia, los escuderos permanecieron a la sombra de la gloria de los Caballeros. Sus nombres rara vez se mencionan en las crónicas, y sus méritos a menudo se olvidan. Sin embargo, fue gracias a su incansable trabajo y apoyo que la orden de los Templarios pudo alcanzar tales alturas. Personificaban la base invisible sobre la cual se construía todo el poder militar de la orden.
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